domingo, 24 de marzo de 2013

Festival de Rock y Muestra de Arte Botas Nunca Más en Manzanares (23 de marzo de 2013)

A veces, en algún medio sale una noticia. En la esquina tal y cual del barrio Los Pinos de Isidro Casanova hubo un hecho policial. Claro, la jurisdicción es de la comisaría de Los Pinos. Y Casanova está cerca. Todo cierra perfecto, no hay nada más que pensar. Por otro lado, si alguien se tomara el tiempo, podría averiguar, fácilmente, que la comisaría de Los Pinos tiene jurisdicción sobre el sur de Villa Luzuriaga y el norte de Rafael Castillo. Y que la esquina tal y cual pertenece a un barrio que se llama Manzanares.
Si alguien se tomara un minuto, podría darse cuenta, con mucha facilidad, que el barrio Manzanares es mucho más que una noticia policial aislada en un mar de noticias iguales, que allí viven miles de personas, con sus inquietudes, sus razones, sus pasiones. Que en Manzanares hay músicos que ensayan horas y horas para sacarle el mejor sonido a sus instrumentos. Que hay dibujantes que desafían el papel en blanco con los trazos de sus manos inquietas. Que hay poetas que recorren los caminos más insospechados para contar su verdad. Que hay artesanos que transforman los materiales más simples en la belleza que deleita al ojo. Que en Manzanares también palpita el arte. Y tanto arte acumulado, a veces, explota.
El sábado 23 de marzo se realizó en la plaza San Juan del barrio Los Manzanares un Festival de Rock y Muestra de Arte, bajo la consigna Botas Nunca Más. Organizado por los músicos de las bandas de rock locales, a pulmón, con esfuerzos compartidos, el evento reunió a expresiones artísticas y culturales del barrio y zonas aledañas.
Sobre el anfiteatro la actividad comenzó con folclore. Mayormente, con músicos de diferentes conjuntos que se unieron para tocar y estar presentes en esta fiesta cultural. Guitarra, bombo y música de tierra adentro como preludio de una tarde y noche de lo más intensa.
Las bandas, de los estilos más variados, se sucedieron sobre el escenario. Quijah Mcprapty, Matando el Tiempo (que estuvo repartiendo copias su disco De la Cuna y la Eternidad), el cantautor Abelardo Martín, la banda de Atalaya Poesía Subversiva, Actitud Palestina de Manzanares, Meditation Roots, Vomito Punk Rock. El cierre, ya pasada la medianoche, estuvo a cargo de Como Siempre Rock, otra de las bandas locales.
Desparramados por la plaza hubo expositores y gente participando de la muestra. Yo me sumé con mis libros, y exponiendo algunas poesías de algunos autores del barrio, vecinos de ayer, de hoy y siempre. Kazán, músico y poeta, estuvo exhibiendo sus materiales, además de dibujos y fotografías de sus compañeros de travesía. El Batallón 50 de Exploradores de Don Bosco, institución con sede en el barrio, contribuyó con matecocido para los más chicos. Se hicieron dibujos en el anfiteatro, hubo malabares, banderas de las bandas y mucha gente haciéndole el aguante al barrio, a sus artistas y a los artistas que nos visitaron.
Hace 37 años, comenzó un largo proceso donde miles de personas fueron asesinadas por una dictadura genocida. Muchas de las victimas fueron artistas que pagaron caro el derecho a expresarse. Por eso, permítanme tomarme la licencia de llamar una victoria de la vida sobre la muerte a que los artistas puedan juntarse en las plazas, en las calles, en sus propios barrios, y gritar: ¡Nunca más!

domingo, 17 de marzo de 2013

Café Literario en La Tapera Teatro de Gregorio de Laferrere (16 de marzo de 2013)

Después de varios años de pasos inciertos, la cuestión literaria está creciendo en todo el conurbano. Creo que son claves Internet, que permite la transmisión instantánea de novedades, y el apoyo de los medios de comunicación locales en la difusión de actividades. Pero también hubo un cambio de métodos. De autores pasivos que aguardaban ser llamados, pasamos a tener una verdadera legión de agentes culturales capaces de gestar espacios.
Los viejos métodos eran llenar formularios que iban a limbos burocráticos, competir con los colegas por cinco minutos de marquesina, lanzar convocatorias que se perdían en el aire, y sálvese quién pueda. Los nuevos métodos son usar las herramientas de comunicación para llegar a la mayor cantidad de gente posible, cooperar entre nosotros para ganar centímetro a centímetro nuevos espacios, conocernos, integrarnos, comprender que si nos unimos, no hay delirio que no podamos hacer realidad.
Un ejemplo, uno de muchos, es el Café Literario que se realizó el sábado 16 de marzo en La Tapera Teatro, de Gregorio de Laferrere. Curiosamente, una ciudad que lleva el nombre de un dramaturgo.
Las butacas estaban llenas de autores y público en general cuando Gino Bencivenga, fundador y director el teatro, dio la bienvenida al evento destinado a las letras en el más amplio sentido.
Una buena cantidad de autores pasaron por el escenario y leyeron obras de su autoría: Marcos Acosta, Nicolás Avaca, el mismo Gino Bencivenga, Alicia Benítez, Anahí Cao, Ricardo Díaz Montarte, Irene Gardes, Victor Hugo Ibáñez, Graciela Incostante, Lía Miersch, Leticia Pedraza y Adela Salas.
Pedro Chappa, además de autor, narrador oral, recitó algunas de sus historias cortas. También recurrió a la memoria el poeta y actor Horacio Dalgood. En tanto Marilaria Estévez leyó un poema de Rubén Darío y Stella Maris Lanzilotta repasó algunas poesías de Bencivenga. Por mí parte, recordé a Elías Carpena, autor que supiera escribirle al pago matancero de antaño.
El evento contó con la presencia de Martín Biaggini, historiador y documentalista, quien filmó lo acontecido para un documental que está realizando sobre este teatro. Elsa Montenegro, además de la lectura, expuso un libro con imágenes en relieve hechas en placas de circuitos electrónicos. Silvia Mielnicki, miembro de TV Matanza Cultural, expuso brevemente sobre esta señal audiovisual destinada a la cultura del terruño matancero. También estuvieron presentes Emilio González y María Victoria Elexpe, del programa radial Cultura desde el Pie, permanentes difusores de nuestras actividades.
El cuento y la poesía se fusionaron con las artes plásticas y audiovisuales en la casa del arte dramático. Cultores de géneros tan disímiles se reunieron para expresarse y difundir. Y el resultado fue una fiesta del arte y la cultura.
A veces, me plantean que está todo mal hecho, y que hay volver a los viejos métodos, esos métodos con los que éramos espectadores que jugaban a ser autores en sus ratos libres, y no los artífices de nuestros caminos de letras. Ellos no van a La Tapera. Ni a ninguna parte.