En
el año 2008 el blog Espejo Lúdico propuso escribir microrrelatos de
hasta veinte palabras, de forma que la cantidad de letras de cada
palabra correspondiera con las cifras de un número irracional,
eliminados los ceros y la coma.
Los
número elegidos fueron:
phi
o número áureo (1 6 1 8 3 3 9 8 8 7 4 9 8 9 4 8 4 8 2 4)
π
(3 1 4 1 5 9 2 6 5 3 5 8 9 7 9 3 2 3 8 4)
raíz
de dos (1 4 1 4 2 1 3 5 6 2 3 7 3 9 5 4 8 8 1 6)
Así,
por ejemplo, para raíz de dos, la primera palabra del
microrrelato debía tener una letra, la segunda palabra cuatro
letras, la tercera una letra, y así sucesivamente. Estas son las
historias que yo escribí.
Número áureo
I
Accésit
I Concurso de Literatura
Irracional
Espejo Lúdico.
Y cuando, a criterio mío, los
androides derramen lágrimas francas, para programar máquinas
avanzadas será esencial amar.
II
O partía, o sucumbía. Con los
fugitivos encontré vampiros, catorce feas criaturas bebiendo
yugulares para arrancar rojo alimento.
III
Y relato, a colación, que por
extinción, aquellos dragones feroces eran sumamente cuidados.
Carísimos eran vendidos. Toda tasación se pagó.
IV
Y, quizás a traición, los dos
moradores murieron mientras cazaban aves. Desiertas, entonces,
quedarían esas comarcas.
V
Y volvió a buscarla ese día,
anhelando desnudar despacio aquella piel seductora, metálica.
VI
A Perseo y Sigfrido.
Los dos guerreros viajaron extensos
caminos para enfrentar horrible fatalidad, para sucumbir, para
erigirse en mito.
VII
Y camino a Germanía fue que guerreros
vándalos atacaron. Nuestro jefe centurión falleció. Diezmados,
nada logramos sino fugarnos de allí.
PI
I
Mención
especial I Concurso de
Literatura
Irracional Espejo Lúdico.
Fue y tomó, a pecho destapado, la
férrea lanza del señor guerrero. Horrorosa matanza aconteció. Ahí,
el cid adquirió fama.
II
Fui a ella, y rogué clemencia. No
recibí nunca sus dones, siquiera esperanza. Siempre imposible has de
ser, incierto amor.
III
Sal y maíz, a veces ofrendaba el
nativo. Padre Sol, oraba entonces. Pachamama ayúdame, imploraba. Hoy
el oro suplanta todo.
IV
Así, a esos y otros fantasmas de
viejos reyes los había invocado rompiendo espejos. Alejarlos fue lo
más fatigoso
V
Iba a casa. A pasos inciertos el camino
perdí.
—¿Qué rumbo deberías señalarme?
—preguntó, impasible por mí, esa
preciosa hada.
VI
¿Qué? ¿Y cómo? ¿Y dónde?
interrogó el último robot del mundo, mientras recordaba. “Nuclear
extinción” vio en esa penumbra roja.
VII
Así, y como a todos duramente se
oponía, aquel cid acabó excluido. Solitario regresó marchando sin
su rey.
Raíz de dos
I
Y, casa a casa, yo y esa parca íbamos.
Al sol oblicuo del atardecer, corva hoja regalaba suplicio y olvido.
II
A Cali. A ella vi. A esa diosa arcana.
De sus piernas una serpiente saltó para morderme, ahogarme y amarme.
III
Y, poco a poco, tú y tus besos fueron
el sol matinal que deslumbró, tenaz, esta comunión perpetua.
IV
“Y como a ella, sí, a esa mujer,
amaba, me fui soñando que conseguía aquel beso” declaró Penélope
a Ulises.
V
Y dije a ella: tú y tus locos juegos
se han acabado. Los fantasmas nunca usan mortajas.
VI
A capa y saco, vi a ese viejo ladrón
ir por trofeos. Con fogueadas manos robó riquezas, valiosas y
ajenas.
VII
Y rezó a dios. Si a ese cielo quería
ir, ella tendría que recuperar todas esas ofrendas hurtadas a
Luzbel.
Victor Justino Orellana, 2008
Aportes de otros autores
PI
Acá o allá y acuyá, pareciera lo exacto mismo del cielo una sierpe enfadada acechando morbosa, flagelada por un San Cayetano bobo...
Marcelo Firpo, 2020
Buenísimos!!! Gracias
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