lunes, 21 de marzo de 2011

Feria del Libro Independiente y Autogestiva del Oeste (20 de marzo de 2011)

Gea se convulsiona, los corceles de Poseidón se desbocan, la fragua del átomo sublima su veneno. La libertad es lapidada en el desierto. Momo Rey se roba la balanza de Némesis. Un mes normal en el planeta tierra.
El domingo 20 de marzo amaneció soleado. Salí de mi casa de las 8:30 con los libros a cuestas. Un inútil gesto madrugador, ya que el 317 se tardó cuarenta y cinco minutos en aparecer. En fin, Los Manzanares no escapa a la realidad de los demás barrios del conurbano, donde las líneas de colectivos, como los amigos, pasan cuando quieren.
Cerca de las diez de la mañana llegué a Casa Frida, una finca en el corazón de Ituzaingo convertida en centro cultural. Aquel domingo abría sus puertas para realizar una FLIA (Feria del Libro Independiente), con todos los condimentos de tales eventos, que ya he mencionado en otras entradas, pero vale la pena repetirlos.
Las ferias del libro independiente tienen sus particularidades. Puesto es un nombre muy generoso dado a un espacio de exposición y venta. Puede ser una mesa de camping, o una tabla arriba de dos caballetes, o una caja de manzanas dada vuelta. Allí se ponen los libros, revistas, discos, folletos, el termo y el mate, y cualquier otra cosa mientras la mesa aguante el peso. El expositor puede ser cualquiera que quiera mostrar lo que hace. Lo único que tiene que hacer para participar es llegar al lugar del evento y armar su propio puesto.
Además de los puestos, hubo una radio abierta, música en vivo, autores leyendo sus obras, exposiciones de fotografías, proyecciones de cine documental, mucha y variada cultura, y una respuesta fenomenal a la convocatoria, tanto de expositores como del público (aunque mayoritariamente prefirieron la tarde-noche para asistir al evento).
Pienso que aquellos que habitamos el conurbano debemos dejar de mirar lo que sucede en la Capital, y generar cultura desde nuestros barrios. Pienso que los emprendimientos colectivos son el camino para hacer crecer nuestra cultura. La FLIA Oeste realizada en Casa Frida fue todo eso y más. Para los organizadores, sólo tengo felicitaciones, loas, hurras, saludes, aplausos y enhorabuenas.
Pero también pienso que este tipo de ferias, a pesar de sus infinitas virtudes, tiene algunas limitaciones. Los autores noveles del conurbano no podemos competir con pymes manufactureras de supuestas artesanías, ni con autores consagrados de la literatura universal, por muy independientes que sean las editoriales que los editan. Parte del público confunde autogestión con mediocridad, y algunos expositores hacen todo lo posible por afirmar esa idea. La calidad es algo sugestivo, depende del observador, y siempre se puede mejorar con trabajo y esfuerzo; la mediocridad no es arte alternativo.
Afortunadamente, casi nadie lee este blog, sino mi cara ya estaría llena de dedos.

sábado, 12 de marzo de 2011

Encuentros Culturales en El Altillo (11 de marzo de 2011)

La tragedia de Odiseo no fueron los veinte años que tardó en volver a Itaca, sino el haber regresado solo, sin los compañeros que partieron con él rumbo a Troya. Diferente fue el caso de los Argonautas, que retornaron juntos de su aventura a la Cólquida, dándole más valor a la experiencia vivida. Estas son dos historias que nos legaron los griegos de la antigüedad, y que nunca pierden su vigencia. ¿Y que significan? Sí, adivinaron. Otra vez me olvidé de anotar los detalles del evento al que asistí.
Pero en mi defensa debo argumentar que a veces, hay tanto para ver, escuchar y admirar, que no alcanza el tiempo para fijar en la memoria todo el arte y toda la cultura que brota de nuestras calles, y que cada tanto estalla en eventos culturales donde los artistas hacen oír sus voces tan alto que eclipsan a las trompetas de los arcángeles.
Uno de esos eventos se repite los segundos viernes de cada mes, en el bar El Altillo, en San Justo. El 11 de marzo volvió a presentar su menú que, además de pizza y café, ofrece música en vivo, presentaciones de libros, obras de teatro, exposiciones de obras plásticas, y el encuentro de artistas y público en un amalgama donde las quimeras cobran vida y caminan entre las mesas. Y todo con entrada libre y gratuita.
Este viernes en particular, la poeta matancera Adela Salas presentó su último libro Nada es lo que parece. Esta escritora ya ha publicado varios libros, participado en cuantiosas antologías, y nos suele representar en encuentros de escritores de todo el país, y también en el exterior. Recientemente estuvo en México, dándole un carácter internacional a su obra en tierras de Quetzalcoatl.
El teatro estuvo a cargo del grupo Transhow, que presentó fragmentos de la obra musical Frankenstein. Aunque odio lo que Hollywood le hizo a la primera gran novela de ciencia ficción, la labor de este grupo fue impecable. La música se plasmó en un emotivo recital telúrico, mientras aerografías de Fantastic Four resaltaban en las paredes, señalando el cariz cosmopolita de estos eventos, y de nuestra cultura.
Los Encuentros Culturales son un ejemplo de construcción colectiva, de individuos singulares formando hermandades, de modernos argonautas arrebatando el vellocino de oro de la cultura de las garras de la bestia de la indiferencia, para llevarlo todos juntos hacia nuevas fronteras.
¡Qué sus nombres se pronuncien con reverencia en el Olimpo de los sueños!