domingo, 22 de julio de 2012

Reflexiones del Hombre Gato (22 de julio de 2012)

El domingo 22 de julio, por la mañana, salí de mi casa y encontré que unas de la cuneta de la vereda del frente, lateral a un terreno baldío, nuevamente estaba tapada de basura. Pero no de residuos casuales. Alguien se había tomado el trabajo de meter la basura en bolsas negras, acarrear los plásticos envoltorios y arrojarlos adentro de la cuneta.
¿Qué puedo decir de nuestras costumbres con la basura y los espacios públicos que no haya dicho antes? Cuando editaba una revista barrial redacté muchas páginas sobre el tema. Pólvora en chimangos; o en gallaretas, a decir de Roberto Payro. Así que en lugar de amontonar nuevas frases de elegía a los cucaracheros túmulos que decoran el paisaje barrial, trascribo una carta del Hombre Gato que recibimos en la revista. Ficción o realidad, la respuesta la tienen ustedes.



Estimado editor de la publicación Los Manzanares de la Flora, Barrio Residencial.
Usted me conoce, soy su vecino, el Hombre Gato. Hará cosa de un año y medio me acercaron esta revista dedicada al barrio Los Manzanares, donde hablaban de mí, de mis correrías de otras épocas, y de la mala publicidad que tuve, la nefasta leyenda negra que me regalaron las comadres de barrio, justamente a mí que nunca hice nada que justificara semejantes desplantes.
Quiero agradecerle por haberse acordado de mí en aquella oportunidad, y también por la entrevista que me hicieron en el geriátrico donde paso mis días. Su revista barrial es mucho más imparcial que todas las pavadas que publicaron en medios nacionales allá por los años ochenta. Y por eso me decidí a escribirles y sumar mi opinión a este espacio de comunicación que me rescata de la niebla del olvido.
Para empezar, quiero hacer algunas reflexiones sobre la basura, tema recurrente en la revista, a pesar de lo cual no veo reflejado mi punto de vista, y por estar persuadido de que muchos vecinos comparten mi visión del asunto.
Mucha gente se rasga las vestiduras y nos endilga una injustificada culpa, como si hubiéramos cometido un crimen, a quienes tiramos basura en las calles, en las veredas, en los baldíos. Nos hacen quedar como los malos de la película, cuando, la triste realidad, es que somos las auténticas víctimas. Somos víctimas de los impunes puritanos que juntan sus residuos, los ponen en una bolsita, y los dejan en el canasto para que se los lleve el camión de la basura, como si fuera una ceremonia religiosa que ha de ganarles el derecho a entrar al cielo.
Yo tiro la basura donde se me canta, ¿y qué? Si el barrio, el conurbano en sí mismo, es una pocilga inmunda, y los fanáticos adoradores de la palita y la bolsita se la agarran conmigo porque tiro la basura donde quiero. ¿Quién no tiró un paquete de cigarrillos vacío en la vereda? ¿O una botella de cerveza rota en la calle? ¿O un perro muerto en la cuneta? ¿O el contenido del pozo ciego en el desagüe fluvial?
¿Por qué tengo que soportar estos constantes ataques a mi libertad de expresión? ¿Es más importante la casa del vecino que se llena de agua cuando se tapan los desagües por acumulación de basura en los sumideros, muerta piedra sobre piedra, que los ideales con los que he vivido toda mi vida? Yo digo: ¡Qué se llene de agua podrida la casa del fanático de la palita y la bolsita, qué se pudran sus muebles, que sus hijos se enfermen de hepatitis, de dengue, de fiebre amarilla, a ver si el dios de la limpieza va a bajar del cielo para protegerlos!
Seamos realistas. Es mejor morir como cerdos sucios que prolongar nuestras expectativas y calidad de vida a costa de la libertad de tirar la basura donde se nos antoja. Sé que usted, vecino, está conmigo.
Cordiales saludos desde el geriátrico.
Marzo de 2008.

domingo, 15 de julio de 2012

Homenaje a Armando Tejada Gómez en el Teatro La Tapera(14 de julio de 2012)

¡Sólo estaba la tapera!
del Martín Fierro, de José Hernández.

Hay que caminar diez cuadras desde la estación de trenes de Gregorio de Laferrere, recorriendo el paisaje suburbano de las vías cortando calles de gris asfalto y negra tierra. Hay muchachos tomando cerveza en las esquinas, y abuelos tomando mate en el porche de las casas. En uno de los infinitos barrios de La Matanza está el teatro La Tapera, fundado y dirigido por Gino Bencivenga.
Lleva este singular nombre porque hace dos años era eso, una tapera de paredes peladas. De niño me impresionó mucho esta palabra cuando la leí en el Martín Fierro de José Hernández. Es una palabra que evoca tristeza y la más absoluta soledad, sin lugar a la esperanza.
Y, sin embargo, el teatro La Tapera es un foco ígneo de cultura popular en el corazón de un barrio de Laferrere.
El sábado 14 de julio, abrió sus puertas para rendir homenaje al desaparecido Armando Tejada Gómez, escritor nacido en Mendoza en 1929, y fallecido en Buenos Aires en 1992.
Con la consigna Poeta del Viento, y organizado por Victor Cuello y el teatro La Tapera, este homenaje reunió a familiares y allegados de Tejada Gómez, más una gran cantidad de artistas que se acercaron a sumar su voz al evento.
Quienes lo conocieron, brindaron emotivos testimonios que pintaron en cuerpo y alma a este artista comprometido con su tiempo. Descendiente de Huarpes, desde muy joven manifestó interés por la literatura y por la sociedad en que estaba inmerso. Quienes hablaron de él contaron de un hombre que tenía siempre abiertas las puertas, tan incansable andariego como militante de causas sociales.
Entre los asistentes estuvieron representantes del Centro Cultural Armando Tejada Gómez, el Frente de Artistas Populares, el Taller de Lectura La Tienda y la Subsecretaría de Cultura de La Matanza. Pusieron música, poesía, cuento y artes plásticas Anahí Cao, Omar Cao, Carlos Carbone, Pedro Chappa, Juan Cruz, Jorge Estrella, Nahuel Leyes, Rufino Marín, Patricia Verón, Alfredo Zapata, Gustavo Zapata y muchos más cuyos nombres quizás escapen a mi memoria, pero que dejaron con su actuación una huella perenne en el público que asistió a una noche fantástica, con toda la magia de las infinitas voces de la cultura.
Y fue en Laferrere, en un teatro al que se llega por calles de tierra. Como tu barrio, lector, o como el mío. ¿Cuándo será en tu barrio, cuándo en el mío?

miércoles, 11 de julio de 2012

Café Literario Escritoras Matanceras (11 de julio de 2012)

María Elena Walsh es, sin duda, la más reconocida escritora matancera. Pero no es la única. En nuestros barrios cientos de mujeres poetas, narradoras y ensayistas, reconocidas sólo en sus círculos próximos, o desde el anonimato total, dedican parte de su vida a poner en papel sus pensamientos, sentimientos y sueños.
Organizado por Alejandra García y la Biblioteca Popular Almafuerte de San Justo, se realizó en la sede de esta institución un café literario que giró entorno a la temática Mujeres que escriben, particularmente, las que viven en el partido de La Matanza.
A pesar de la tarde fría, una buena cantidad de asistentes se reunieron a escuchar al panel formado por Angélica Maldonado, Adela Salas y Marilaria Estévez, quienes contaron sobre sus vidas, sus incursiones y trayectorias en la literatura, además de leer algunas de sus poesías.
Terminado la exposición de estas poetas del terruño matancero, otros autores tomaron el micrófono y leyeron obras de su autoría. Yo, siguiendo el eje de la convocatoria, leí poemas de Carmen Carmona (autora ya fallecida) y Elena Pelaéz, cuyos libros son atesorados por la biblioteca, en una sección especial dedicada a la literatura local.
Para terminar, tomo una reflexión de Angélica Maldonado, fundadora de la biblioteca, que definió a esta institución como una hija que se brinda a la comunidad. La literatura, también es una hija que se entrega al pueblo.

domingo, 1 de julio de 2012

Cafés Literarios en La Matanza (24 y 30 de junio de 2012)

Y fueron pudriéndose todos, el tiranuelo, el hombre y los generales y los secretarios, pero los gritos resonaban de cuando en cuando en las esquinas.
Julio Cortazar.

No hace mucho tiempo, tal vez un par de años, la realidad de la literatura matancera era diferente. La actividad era poca, generalmente circunscrita a un barrio o a una ciudad. Sin embargo, ya se veía, desde tiempo atrás, un crecimiento de la actividad cultural en el conurbano, con la apertura de nuevos espacios para los vecinos, y una mayor integración entre ellos, por el aporte de un número cada vez mayor de medios locales de comunicación, y de las redes sociales que volvieron el proceso del boca a boca en instantáneo.
El domingo 24 de junio, en el bar La Cigale, ubicado frente a la plaza de La Bandera de Tapiales, tuvo lugar una nueva edición del Poesía-Bar, evento realizado desde hace varios años por el Galpón Cultural Tapiales, y que ya es un clásico.
Este café literario, que comenzó como un aporte a la cultura barrial, y que paso por varias etapas de crecimiento y de impasse, hoy por hoy atrae la atención de autores y público que llega de todas partes de La Matanza, para expresarse en el micrófono abierto a todo el que quiera leer obras propias o de escritores que admiran.
Pero así como hay espacios que resurgen y se mantienen en el tiempo, hay otros que nacen y buscan instalarse.
El sábado 30 de junio, el Espacio Cultural Memoria del Fuego, ubicado en La Tablada, realizó su primer Café Literario, con nutrida participación de público y expositores. Hubo lecturas de poesía y prosa, números musicales y muestras de artes plásticas.
El evento, en principio, tuvo como finalidad contribuir a la creación de una biblioteca popular, sin embargo, se perciben que estas dadas las bases, y la intención de los organizadores, de darle continuidad al espacio y que los vecinos de La Tablada puedan disfrutar periódicamente de la literatura.
Como disfrutan los vecinos de Tapiales del Poesía-Bar, o los de San Justo con Rincón de Letras. Y como esperamos, quienes tenemos las letras por pasión, que pronto puedan disfrutar y participar los vecinos de todas partes.