sábado, 12 de marzo de 2011

Encuentros Culturales en El Altillo (11 de marzo de 2011)

La tragedia de Odiseo no fueron los veinte años que tardó en volver a Itaca, sino el haber regresado solo, sin los compañeros que partieron con él rumbo a Troya. Diferente fue el caso de los Argonautas, que retornaron juntos de su aventura a la Cólquida, dándole más valor a la experiencia vivida. Estas son dos historias que nos legaron los griegos de la antigüedad, y que nunca pierden su vigencia. ¿Y que significan? Sí, adivinaron. Otra vez me olvidé de anotar los detalles del evento al que asistí.
Pero en mi defensa debo argumentar que a veces, hay tanto para ver, escuchar y admirar, que no alcanza el tiempo para fijar en la memoria todo el arte y toda la cultura que brota de nuestras calles, y que cada tanto estalla en eventos culturales donde los artistas hacen oír sus voces tan alto que eclipsan a las trompetas de los arcángeles.
Uno de esos eventos se repite los segundos viernes de cada mes, en el bar El Altillo, en San Justo. El 11 de marzo volvió a presentar su menú que, además de pizza y café, ofrece música en vivo, presentaciones de libros, obras de teatro, exposiciones de obras plásticas, y el encuentro de artistas y público en un amalgama donde las quimeras cobran vida y caminan entre las mesas. Y todo con entrada libre y gratuita.
Este viernes en particular, la poeta matancera Adela Salas presentó su último libro Nada es lo que parece. Esta escritora ya ha publicado varios libros, participado en cuantiosas antologías, y nos suele representar en encuentros de escritores de todo el país, y también en el exterior. Recientemente estuvo en México, dándole un carácter internacional a su obra en tierras de Quetzalcoatl.
El teatro estuvo a cargo del grupo Transhow, que presentó fragmentos de la obra musical Frankenstein. Aunque odio lo que Hollywood le hizo a la primera gran novela de ciencia ficción, la labor de este grupo fue impecable. La música se plasmó en un emotivo recital telúrico, mientras aerografías de Fantastic Four resaltaban en las paredes, señalando el cariz cosmopolita de estos eventos, y de nuestra cultura.
Los Encuentros Culturales son un ejemplo de construcción colectiva, de individuos singulares formando hermandades, de modernos argonautas arrebatando el vellocino de oro de la cultura de las garras de la bestia de la indiferencia, para llevarlo todos juntos hacia nuevas fronteras.
¡Qué sus nombres se pronuncien con reverencia en el Olimpo de los sueños!

2 comentarios:

  1. Buen y espectacular olvido. Puede pasar.

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  2. GRACIAS VÍCTOR! NOS ALEGRÓ QUE ESTUVIERAS!COMO YA TE DIJE....VOS TAMBIÉN SOS PARTE DE ESTO.....

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