Gea se convulsiona, los corceles de Poseidón se desbocan, la fragua del átomo sublima su veneno. La libertad es lapidada en el desierto. Momo Rey se roba la balanza de Némesis. Un mes normal en el planeta tierra.
El domingo 20 de marzo amaneció soleado. Salí de mi casa de las 8:30 con los libros a cuestas. Un inútil gesto madrugador, ya que el 317 se tardó cuarenta y cinco minutos en aparecer. En fin, Los Manzanares no escapa a la realidad de los demás barrios del conurbano, donde las líneas de colectivos, como los amigos, pasan cuando quieren.
Cerca de las diez de la mañana llegué a Casa Frida, una finca en el corazón de Ituzaingo convertida en centro cultural. Aquel domingo abría sus puertas para realizar una FLIA (Feria del Libro Independiente), con todos los condimentos de tales eventos, que ya he mencionado en otras entradas, pero vale la pena repetirlos.
Las ferias del libro independiente tienen sus particularidades. Puesto es un nombre muy generoso dado a un espacio de exposición y venta. Puede ser una mesa de camping, o una tabla arriba de dos caballetes, o una caja de manzanas dada vuelta. Allí se ponen los libros, revistas, discos, folletos, el termo y el mate, y cualquier otra cosa mientras la mesa aguante el peso. El expositor puede ser cualquiera que quiera mostrar lo que hace. Lo único que tiene que hacer para participar es llegar al lugar del evento y armar su propio puesto.
Además de los puestos, hubo una radio abierta, música en vivo, autores leyendo sus obras, exposiciones de fotografías, proyecciones de cine documental, mucha y variada cultura, y una respuesta fenomenal a la convocatoria, tanto de expositores como del público (aunque mayoritariamente prefirieron la tarde-noche para asistir al evento).
Pienso que aquellos que habitamos el conurbano debemos dejar de mirar lo que sucede en la Capital, y generar cultura desde nuestros barrios. Pienso que los emprendimientos colectivos son el camino para hacer crecer nuestra cultura. La FLIA Oeste realizada en Casa Frida fue todo eso y más. Para los organizadores, sólo tengo felicitaciones, loas, hurras, saludes, aplausos y enhorabuenas.
Pero también pienso que este tipo de ferias, a pesar de sus infinitas virtudes, tiene algunas limitaciones. Los autores noveles del conurbano no podemos competir con pymes manufactureras de supuestas artesanías, ni con autores consagrados de la literatura universal, por muy independientes que sean las editoriales que los editan. Parte del público confunde autogestión con mediocridad, y algunos expositores hacen todo lo posible por afirmar esa idea. La calidad es algo sugestivo, depende del observador, y siempre se puede mejorar con trabajo y esfuerzo; la mediocridad no es arte alternativo.
Afortunadamente, casi nadie lee este blog, sino mi cara ya estaría llena de dedos.
El domingo 20 de marzo amaneció soleado. Salí de mi casa de las 8:30 con los libros a cuestas. Un inútil gesto madrugador, ya que el 317 se tardó cuarenta y cinco minutos en aparecer. En fin, Los Manzanares no escapa a la realidad de los demás barrios del conurbano, donde las líneas de colectivos, como los amigos, pasan cuando quieren.
Cerca de las diez de la mañana llegué a Casa Frida, una finca en el corazón de Ituzaingo convertida en centro cultural. Aquel domingo abría sus puertas para realizar una FLIA (Feria del Libro Independiente), con todos los condimentos de tales eventos, que ya he mencionado en otras entradas, pero vale la pena repetirlos.
Las ferias del libro independiente tienen sus particularidades. Puesto es un nombre muy generoso dado a un espacio de exposición y venta. Puede ser una mesa de camping, o una tabla arriba de dos caballetes, o una caja de manzanas dada vuelta. Allí se ponen los libros, revistas, discos, folletos, el termo y el mate, y cualquier otra cosa mientras la mesa aguante el peso. El expositor puede ser cualquiera que quiera mostrar lo que hace. Lo único que tiene que hacer para participar es llegar al lugar del evento y armar su propio puesto.
Además de los puestos, hubo una radio abierta, música en vivo, autores leyendo sus obras, exposiciones de fotografías, proyecciones de cine documental, mucha y variada cultura, y una respuesta fenomenal a la convocatoria, tanto de expositores como del público (aunque mayoritariamente prefirieron la tarde-noche para asistir al evento).
Pienso que aquellos que habitamos el conurbano debemos dejar de mirar lo que sucede en la Capital, y generar cultura desde nuestros barrios. Pienso que los emprendimientos colectivos son el camino para hacer crecer nuestra cultura. La FLIA Oeste realizada en Casa Frida fue todo eso y más. Para los organizadores, sólo tengo felicitaciones, loas, hurras, saludes, aplausos y enhorabuenas.
Pero también pienso que este tipo de ferias, a pesar de sus infinitas virtudes, tiene algunas limitaciones. Los autores noveles del conurbano no podemos competir con pymes manufactureras de supuestas artesanías, ni con autores consagrados de la literatura universal, por muy independientes que sean las editoriales que los editan. Parte del público confunde autogestión con mediocridad, y algunos expositores hacen todo lo posible por afirmar esa idea. La calidad es algo sugestivo, depende del observador, y siempre se puede mejorar con trabajo y esfuerzo; la mediocridad no es arte alternativo.
Afortunadamente, casi nadie lee este blog, sino mi cara ya estaría llena de dedos.
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