martes, 23 de abril de 2013

Día Internacional del Libro (23 de abril de 2013)

Con motivo de celebrarse el 23 de abril el día internacional del libro, además del día internacional del idioma, el Taller Literario Identidad, que dirige la autora Nora Coria, organizó una tertulia el lunes 22 de abril, en la Biblioteca Pública Escolar Almafuerte de Ramos Mejía, que reunió a miembros del taller, la biblioteca y otros que nos acercamos a compartir la jornada.
El eje de la actividad consistió en que cada participante contara sobre un libro que lo hubiera marcado. En mi caso, son muchísimos los libros que han dejado una profunda huella en mi mente. Mas yo vivo, respiro, sueño Literatura Fantástica, un género conformado por espejos distorsionados que muestran la realidad tal cual es. Y creo que si hay un libro que representa aquello que destaco de esta rama de la literatura, es Frankenstein o el moderno prometeo, de Mary Shelley.
Bastardeado su argumento por el cine, el gran público inscribe el título de este libro en el terror grotesco, cuando es nada más ni nada menos que la primera novela de la ciencia ficción moderna. También asociada al romanticismo oscuro y a la literatura gótica, esta obra es un viaje a las profundidades del alma humana, a sus más oscuros recovecos, una parábola de los sueños del hombre hecho carne, una metáfora de la pequeñez humana frente a la inmensidad de la naturaleza
Para los que creen que Frankenstein es un científico loco gritando “está vivo”, les dejo un fragmento de lo que concibió Mary Shelley.


Capítulo V

En una lúgubre noche de noviembre llegué al termino de mis esfuerzos. Con una ansiedad que era casi agonía, dispuse a mí alrededor los instrumentos que me permitieron infundir una chipa vital a aquella cosa muerte yacente a mis pies. Era ya la una de la mañana y mi candil estaba casi consumido cuando a su débil resplandor vi abrirse los ojos amarillentos de mi obra. Inspiró profundamente y un movimiento convulsivo le agitó las extremidades.
¿Cómo podría describir mis emociones ante aquel desgraciado resultado? ¿Cómo presentar la obra a la que había dado forma con tantos sacrificios? Sus miembros eran proporcionados y yo había elegido sus facciones para que fuesen hermosas. ¿Hermosas? ¡Dios santo! Su piel amarillenta apenas cubría la red de músculos y arterias, su cabello era lustroso, negro y ondulado, sus dientes de una blancura de marfil. Pero todas estas cualidades no hacían más que aumentar el contraste con sus ojos clarísimos, casi incoloros, su tez arrugada, y sus labios estrechos y oscuros.
Los vaivenes de la vida no son tan cambiables como los sentimientos de la naturaleza humana. Había trabajado intensamente durante casi dos años con el fin de infundir vida en un cuerpo inanimado, privándome para ello de descanso y de salud. Había deseado con un fervor superior a toda moderación, y entonces, terminado mi trabajo, se desvanecía la belleza de mi sueño y el corazón se me llenaba de horror y disgusto. Incapaz de soportar la presencia del ser creado, huí del laboratorio y estuve durante mucho tiempo recorriendo mi dormitorio, imposibilitado de tranquilizarme y dormir. Por último, el cansancio pudo más que la nerviosidad que me dominaba y me dejé caer sobre la cama, sin desvestirme, en procura de unos instantes de olvido. Fue en vano. Dormí, es verdad, pero mi sueño se vio turbado por las más terribles pesadillas.
Frankenstein o el moderno prometeo, Mary W. Shelley

2 comentarios:

  1. Muy buena la síntesis. Aprendí algo que no conocía sobre el libro que citás.
    Espero que le llegue a muchos.
    Suerte!

    ResponderEliminar