jueves, 31 de mayo de 2012

Sueños caídos

Los Ángeles están entre nosotros, nos defienden, evitan que las fuerzas del infierno invadan la tierra. Antes, los demonios también estaban entre nosotros, pero los Ángeles tomaron el control, nos protegieron, nos salvaron, porque nosotros no podíamos cuidarnos solos.
Esa es la historia que me contaron mis padres. Y yo y mi esposa se la contábamos a nuestro hijo antes de dormir cada noche. Ya no hay demonios en la Tierra, los Ángeles los desterraron al infierno, junto con la miseria y el sufrimiento. Ahora la gente vive feliz, sabiendo que es cuidada por ojos atentos y penetrantes. Los Ángeles nos colman de bendiciones.
Hoy estoy en el correo. Voy a hacer un trámite por una bendición…

Este es un fragmento de Todo está bien, el cuento con que doy inicio al libro Sueños Caídos, volumen que recoge principalmente relatos que escribí en los últimos tres años, aunque también incluye textos elaborados mucho antes, donde se destacan la fantasía, las realidades distorsionadas, y cierta dosis de ironía.
Con este libro retomo la senda de la ácida crítica social que empecé en 2004 con mi primer libro Más oscuro que la noche, pero sin descuidar aquellas cuestiones que nos hacen simples humanos. Debido a esto, en más de una ocasión me pongo bajo la piel de personajes absolutamente detestables, como genocidas y proxenetas.
En otros casos, indago personajes que están en una zona de frontera, entre la luz y la oscuridad total. Finalmente, está la gente común, que trata de abrirse paso en un universo hostil. Del primero al último de los protagonistas de estos cuentos, motas de polvo sobre una mota de polvo.

—Le quedan cuarenta ocho horas de vida —pronostica el médico.
¿Cuarenta y ocho nada más? El viernes llenamos la losa. El patrón se va a poner furioso si no voy…” – fragmento de “La bala.

No hay comentarios:

Publicar un comentario