lunes, 31 de mayo de 2010

Bicentenario en San Justo (22 de mayo de 2010)

El día era gris. Pero gris en serio, con el cielo encapotado de nubes y ráfagas aisladas de viento. Y la llovizna que caía de a ratos. Muy finita, pero bien húmeda. Como el día. La humedad calaba los huesos.
No obstante, miles de personas se agolparon en la intersección de las calles Almafuerte e Indart, en San Justo, partido de La Matanza, para presenciar un espectáculo al aire libre conmemorativo del Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810.
Un enorme escenario fue montando sobre la avenida Indart, al igual que miles de butacas que ya estaban ocupadas cuando a las 16 empezó un festival folklórico que arrancó con artistas matanceros, y siguió con un bloque especial argentino-paraguayo, donde consagrados músicos de los dos países, junto con el Ballet Folklórico Nacional, repasaron las raíces musicales comunes a ambas naciones. El cierre estuvo a cargo de Peteco Carabajal.
El festival fue excelente, de calidad suprema, ¿qué más puedo agregar para describir el talento y calidad de artistas consagrados? Solamente que arrancaron una tormenta de aplausos entre el público, y que junto con la humedad, me provocaron una ligera torticolis por tener tanto tiempo el cuello hacia arriba, hacia el escenario. Pero era difícil dejar de mirar a esos bailarines que narraban historias con sus movimientos.
Después de la música vinieron los fuegos artificiales, que llenaron de colores el lienzo negro de la noche. En definitiva, fue una celebración con todos los lujos.

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