El lunes 11 de octubre fue feriado, en conmemoración del 12 de octubre, el llamado día de la raza (sin aclarar si es la raza exterminada, la exterminadora, o la que germinó de las semillas de ambas). En definitiva, fue feriado, una buena oportunidad para salir y disfrutar de la cultura.
En esta oportunidad me trasladé hasta Tapiales. Frente a la plaza, sobre la calle Humaitá, se encuentra el Galpón Cultural Tapiales, centro cultural dedicado a promover el arte en sus diferentes vertientes, y este lunes en particular, la lectura de poesía café mediante.
Como el nombre lo indica, se trata de un galpón. Sólo que la fachada está decorada con un amplio mural, y al ingresar, uno se encuentra con cuadros, esculturas, y a un grupo de artistas dibujando sobre las paredes aún blancas. Mientras los organizadores de la velada preparaban café, autores, músicos y simples interesados en la cultura iban llegando y acomodándose entorno a improvisadas mesas.
Una vez que hubo público suficiente, se arrancó con la música de guitarras y piano, lecturas de poesías, fragmentos de cuentos y novelas, improvisaciones de poesía mezcladas con improvisaciones de melodías. Colegas escritores venidos de diferente partes de La Matanza, y aun de la Capital, entregaron sus palabras al micrófono que esperaba sin ninguna solemnidad transmitir rimas y párrafos.
Para esta ocasión, preferí leer algunas poesías pertenecientes a autores que conocí en el camino de la vida literaria, en lugar de algo mío. Otros prefirieron sólo escuchar, y dejar quizás para una ocasión venidera, la lectura de sus obras.
Una tarde muy amena, informal y literaria fue la que pasamos en Tapiales, una experiencia que sin duda deberíamos replicar a lo largo y a lo ancho de nuestro partido, de nuestra provincia, del mundo entero. Aunque por ahora con una vez al mes en Tapiales es suficiente.
En esta oportunidad me trasladé hasta Tapiales. Frente a la plaza, sobre la calle Humaitá, se encuentra el Galpón Cultural Tapiales, centro cultural dedicado a promover el arte en sus diferentes vertientes, y este lunes en particular, la lectura de poesía café mediante.
Como el nombre lo indica, se trata de un galpón. Sólo que la fachada está decorada con un amplio mural, y al ingresar, uno se encuentra con cuadros, esculturas, y a un grupo de artistas dibujando sobre las paredes aún blancas. Mientras los organizadores de la velada preparaban café, autores, músicos y simples interesados en la cultura iban llegando y acomodándose entorno a improvisadas mesas.
Una vez que hubo público suficiente, se arrancó con la música de guitarras y piano, lecturas de poesías, fragmentos de cuentos y novelas, improvisaciones de poesía mezcladas con improvisaciones de melodías. Colegas escritores venidos de diferente partes de La Matanza, y aun de la Capital, entregaron sus palabras al micrófono que esperaba sin ninguna solemnidad transmitir rimas y párrafos.
Para esta ocasión, preferí leer algunas poesías pertenecientes a autores que conocí en el camino de la vida literaria, en lugar de algo mío. Otros prefirieron sólo escuchar, y dejar quizás para una ocasión venidera, la lectura de sus obras.
Una tarde muy amena, informal y literaria fue la que pasamos en Tapiales, una experiencia que sin duda deberíamos replicar a lo largo y a lo ancho de nuestro partido, de nuestra provincia, del mundo entero. Aunque por ahora con una vez al mes en Tapiales es suficiente.
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